Puede parecer que la artritis reumatoide (AR) es una enfermedad de las articulaciones. No es así. La artritis reumatoide es una enfermedad del sistema inmunológico. Hace que éste ataque indebidamente tus articulaciones causándote dolor crónico y deterioro irreversible.
El daño articular está causado por la inflamación, un proceso que desencadena tu sistema inmunológico de forma habitual para combatir infecciones y heridas. Normalmente, cuando tu cuerpo ya ha controlado una infección, la inflamación cesa. En las personas con artritis reumatoide, sin embargo, su sistema inmunológico toma partes de su cuerpo como agentes extraños y las ataca, causando inflamación y daño en las articulaciones y otros órganos.
El daño que causa la artritis reumatoide en los huesos puede continuar incluso cuando el dolor y la inflamación que siente el paciente estén controlados por analgésicos.
El dolor, aunque muy llamativo e importante de tener controlado, no es el peor efecto de la artritis reumatoide. Es una señal de alarma. La consecuencia principal de la enfermedad es el daño articular.
Los analgésicos no detienen el progreso de la enfermedad que pueden dañar las articulaciones y huesos y hacerte perder movilidad. El deterioro que crea la artritis reumatoide es irreversible. Contrariamente a la que ocurre con otro tipo de heridas o lesiones que pueden curar sin dejar huella al cabo del tiempo, el daño que causa la artritis reumatoide en las articulaciones, huesos y cartílagos no desaparece.
No se sabe aún porqué el sistema inmunológico de los pacientes con artritis reumatoide ataca las células sanas de sus articulaciones ni cuáles pueden ser factores que desencadenan la enfermedad.
Algunas cosas que sí que se conocen sobre la artritis reumatoide son:
A continuación figuran algunos de los síntomas de la artritis reumatoide:
No existe una prueba única y definitiva que diagnostique la artritis reumatoide; tu reumatólogo utilizará un conjunto de analíticas de sangre para mirar distintos indicadores que sugieran que padeces esta enfermedad:
Existe otro tipo de pruebas para medir la artritis reumatoide. Por ejemplo:
Existen varios estudios médicos que sugieren que la artritis reumatoide responde mejor al tratamiento cuando éste se realiza de forma temprana, es decir al poco tiempo de aparecer los síntomas.
El objetivo de un buen tratamiento debe ser doble: por una parte prevenir o controlar el daño en las articulaciones y por otro reducir los síntomas que nota el paciente (dolor e inflamación).
Por lo general, los reumatólogos utilizan inicialmente unos medicamentos que se engloban dentro de la denominación común de FAME (Fármacos Modificadores de la Enfermedad) o DMARD en inglés. Harán un seguimiento del alivio de los síntomas que nota el paciente con esta medicación así como la aparición de efectos adversos.
Existen varios medicamentos tipo FAME o (DMARD) en el mercado, que el reumatólogo puede elegir para tratar la artritis reumatoide:
El metotrexato es un fármaco de la clase FAME que se prescribe con mucha frecuencia. Es efectivo y mejora los síntomas de la artritis reumatoide cuando se toma sólo o con otros medicamentos, tanto FAME como medicamentos biológicos (modificadores de la respuesta biológica).
Los medicamentos biológicos son una opción prometedora en el tratamiento de la artritis reumatoide. Reducen la inflamación que tienes en tus articulaciones y en el resto del organismo, aliviando los síntomas dolorosos, y lo que es más importante, frenando el avance de la enfermedad.
Estos medicamentos son: etanercept, infliximab, adalimumab y rituximab.
Se prescriben habitualmente en pacientes que no alcanzan la remisión con medicamentos del grupo FAME o bien en la búsqueda de beneficios adicionales que puede alcanzar esta medicación. En muchos casos, permitirán conseguir el objetivo perseguido con el tratamiento: evitar los síntomas y detener el avance de la enfermedad.
La artritis reumatoide, como muchas enfermedades reumáticas, es una enfermedad crónica. Hay muchas cosas que tú puedes hacer para mantener una vida saludable y de calidad a lo largo de los años.
Un exceso de peso supone una carga extra para tus caderas y rodillas. Pregúntale a tu médico si necesitas seguir una dieta.
Ejercicios que mejoren tu movilidad, fuerza y resistencia pueden resultar beneficiosos. Habla con tu reumatólogo o fisioterapeuta para que te indiquen cuáles son los ejercicios que pueden ser buenos para ti. Sin embargo, cuando sufras un brote y tus articulaciones estén inflamadas, no debes forzarlas con ejercicios.
Hay cosas muy sencillas que puedes hacer para vestirte con mayor facilidad y forzar menos tus articulaciones:
Cuando pienses en salir de viaje, ten en consideración las siguientes recomendaciones para disfrutar de un viaje más cómodo:
No abandones el tratamiento porque te encuentres mejor; comunícale al reumatólogo tu mejoría y él decidirá si está indicado variar o suspender el tratamiento.
No dejes de tomar un medicamento porque el prospecto te asuste. Infórmate sobre el medicamento a través de especialistas sanitarios (médicos, farmacéuticos, etc); ellos pueden aclarar tus dudas. Y en cualquier caso, no dejes de ser sincero con el especialista que te lo ha prescrito; si no lo tomas, díselo.
Una actitud positiva, incluso ante las adversidades, te ayuda a tener mejores habilidades físicas y mentales.
Si tu artritis reumatoide te está afectando emocionalmente, cuéntaselo al psicólogo. Podrá darte algunas pautas para un mejor control de tus emociones y sentimientos.
Busca apoyo en las asociaciones de pacientes; podrás contactar con otras personas que te entienden y pueden apoyarte.
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